ENTRADAS

CUADERNO DE BITÁCORA nº50

LA MEDIA NARANJA. RECAPITULACIÓN

Ricard Badia

ENTRADAS

EL CAMBIO

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Vivimos en un sociedad anclada en el pasado. Un pasado que se nos manifiesta en forma de mundo material. Este mundo material es el resultado de nuestras proyecciones conscientes e inconscientes, pero por encima de todo de creencias ancestrales que perduran a lo largo de generaciones. Estas creencias nos permiten sintonizar con la realidad material del momento, del presente, pero a su vez nos impiden avanzar y evolucionar: salir de nuestra zona de confort. Las creencias forman parte de nuestra estructura neurológica, son los filtros con los cuales nos relacionamos y experimentamos el mundo físico de la materia. Y también son los filtros a través de los cuales creamos nuestra realidad, nuestro futuro.

Aceptar este concepto, aceptar el concepto que todo lo que vemos está condicionado por nuestras creencias, y todo lo que proyectamos o creamos, está también a merced de nuestras creencias, es el primer paso para el cambio de consciencia. De esta forma, aceptando esta idea tan básica, nos empezamos a cuestionar a nosotros mismos y al paradigma que conforma nuestra realidad. Y esto implica darnos cuenta que este sistemas de creencias no es más que una personalidad ficticia con la que nos identificamos y a la que comúnmente llamamos EGO.

El EGO es esta personalidad que nos permite sintonizar con la realidad material en la que hemos nacido. El EGO contiene toda la herencia familiar de nuestro clan, de nuestros ancestros. Es una síntesis de toda la información del pasado. Cuando vivimos desde el EGO, no hacemos más que atraer y recrear en nuestra vida las mismas historias que nuestros ancestros ya vivieron. Al afrontar estas mismas experiencias con el mismo sistema de creencias, volvemos a repetir las mismas conductas y reacciones de antaño, y así no conseguimos salir de esta suerte de prisión mental.

Cuando cambiamos las creencias, cuando las soltamos y nos desapegamos de ellas, entonces es posible dar una solución distinta a esos mismos conflictos con los que tuvieron que lidiar nuestros antepasados. Esto nos permite salir del laberinto mental en el cual uno vive atrapado y encontrar la salida, encontrar un nuevo camino para el cual hay que estar dispuesto a aceptar el cambio personal.

La película «El Cambio» nos propone precisamente este cambio, este cambio de consciencia. Reconocer al EGO como algo que nos han impuesto, que hemos heredado, una falsa identidad de nosotros mismo. Y conectar con algo que está muy por encima de este, conectar con esa inteligencia superior, ese campo de consciencia que es todo amor. La película nos regala este conocimiento, el saber que no estamos desconectados, que no estamos solos ante un mundo lleno de peligros y amenazas, donde hay que competir para la supervivencia.

Una de las ideas o metáforas que más me han impactado de la película es cuando habla de los 9 meses de embarazo. Durante esos nueve meses, estamos en una casa que se podría calificar de paraíso. La comida llega sin esfuerzo, sin hacer nada. La temperatura siempre es ideal, perfecta. Flotamos en la ingravidez. Nuestro cuerpo se desarrolla a partir de un embrión, sin necesidad de que tengamos que intervenir en el proceso. Todo ha sido diseñado y preparado, hay un inteligencia que se ocupa de que todo sea divino. Es el milagro de la vida en plena acción. La pregunta entonces es, ¿si durante 9 meses la vida ha sido un dejar fluir, para que cuando salimos del vientre materno pensamos que tenemos que hacer cosas para sobrevivir, para obtener reconocimiento, para satisfacer a los demás, en definitiva, para ser? ¿Qué sentido tiene entonces la vida? ¿Caemos en el engaño del EGO que dirige y controla nuestras vidas a espaldas del amor? ¿El EGO interfiere para mantenernos desconectados de esta divinidad o consciencia superior?

Desde Proyecto Sentido somos conscientes que si nos proyectamos desde el EGO, el camino por la vida estará lleno de dificultades, esfuerzo, sacrificio, discusiones, razonamiento estéril, juicios, apegos, culpabilidad, ansiedad, depresión, dolor, enfermedad, y un largo etcétera. Por el contrario, cuando conectamos con nuestro verdadero ser y desde ahí con la fuente de consciencia universal, nuestra vida cobra sentido, y empezamos a vivir proyectando sentido.

Vivir proyectando sentido es aceptar que algo superior a ti se ocupa de todo. Es dejar fluir, dejar que las cosas pasen sin querer controlarlo todo, organizarlo todo e interferir en todo. Es dejar aparcado tu EGO. Estando conectado todo lo que sucede lo vives desde el amor y la gratitud, desde la paz interior. Ya nada te perturba, nada te desestabiliza porque sabes que cada instante, cada pensamiento, es una oportunidad para aprender y transformarte, una oportunidad para seguir instalado en el cambio, cada vez más sintonizado con ese campo de consciencia, ese campo de amor.

Con esta actitud, con esa mente abierta al cambio, aprendes a salir de la zona de confort, a trascender creencias ancestrales, a desanclarte del pasado. Y a su vez reaprendes aquello que es esencial e inherente de tu existencia: somos seres creadores conectados a una inteligencia superior que nos inspira e ilumina, que nos va guiando para que nuestras creaciones tengan sentido.

La pregunta entonces es, ¿Y tú, proyectas sentido en tu vida? ¿Has dado ese salto cuántico que propone esta excelente película, «El Cambio»?

Sin embargo, la película no te explica cómo dar este salto cuántico. Propone que es una transformación que llega de forma natural, a partir de una edad. En este proceso uno experimenta una especie de despertar, una especie de cambio de consciencia: abandona el camino del EGO, se conecta con su verdadero ser y empieza a fluir en sintonía con la consciencia universal.

Desde Proyecto Sentido queremos facilitarte este despertar, este cambio de rumbo en tu vida. Queremos que entiendas que el guión de tu vida no es el que estás siguiendo, que este guión fue programado a edades muy tempranas, edades en las que aún no eras consciente: en el vientre materno y durante los primeros años de tu infancia. Este periodo se conoce como «proyecto sentido» valga la redundancia. La primera casa que habitas, tu vientre materno queda condicionada por el estado emocional de mamá, y por el entorno familiar que la rodea. Entonces, a parte de ser como dice la película un casa paradisíaca, es también el lugar donde se programa el guión de tu vida y tu EGO, donde esa melodía emocional de mamá queda registrada en tus circuitos neurales. Luego, en tu vida de adulto, vas a escribir la letra de esa canción emocional inconsciente, y no la que realmente fluye de tu ser original.

Vives un guión que no te pertenece, que no es tuyo. Un guión que te convierte en esclavo de tu EGO, esclavo de tu pasado familiar y muy especialmente esclavo de tu madre. Entonces, ya no hace falta que esperes a la muerte para conectarte de nuevo a esa consciencia superior. Ahora mismo puedes cambiar el guión de tu vida, el guión de tu EGO y empezar a desarrollarte como ser divino que eres, a encontrar la verdadera música de tu ser y abandonar definitivamente la que fue programada inconscientemente por tu madre.

Desde Proyecto sentido proponemos la relajación emocional (P-R-E) como camino para este cambio, para este despertar. Relajaciones en las cuales a través de principios y leyes biológicas entrarás en coherencia con tu ser divino. Coherencia entre lo que piensas, sientes y haces. Y también desarrollaras tu madurez emocional, para encontrar la paz interior en cada instante y experiencia de tu vida. Las prácticas se realizan durante 9 meses, coincidiendo con los 9 meses de embarazo. Es un volver a nacer, un volver a empezar ya conectado a la fuente, a la fuente de amor, al amor universal.

En la última parte de la película se expone que el verdadero sentido de la vida es ayudar a las otras personas. Ayudar a las otras personas ya conectados con ese amor universal, esa consciencia divina. A mi esta idea me provoca cierta confusión, sobretodo porque a veces esa conexión con el amor universal resulta ser todo lo contrario, una desconexión con uno mismo. Por nuestra experiencia clínica sabemos que las personas con cáncer precisamente viven la vida desde este principio de bondad y generosidad. No se ponen límites, lo dan todo por los otros y esperan que el otro cambie. Se sacrifican y lo justifican todo. Se olvidan de sus propias necesidades y acaban viviendo la vida de los demás. Son personas que necesitan el amor de los otros porque no se quieren nada a ellas mismas. No quiero con esto alarmar a nadie, simplemente exponer el perfil emocional de las personas con cáncer.

Quizás la película debería explicar mejor a que se refiere con «ayudar a los demás». Todos en algún momento sentimos la necesidad de ayudar al otro, pero ¿acaso no lo hacemos desde nuestro EGO? ¿Cómo sabe uno lo que necesita el otro? Y, si ayudamos al otro ¿le estamos haciendo algún favor o lo estamos privando de su camino de crecimiento personal? ¿Cómo llega uno a ser adulto emocional si siempre encuentra personas que le ayudan? ¿Cómo aprende uno a vivir en soledad, a vivir sin miedo, a vivir como el ser divino que es si lo hace desde la carencia, la necesidad y el apego hacia el otro? ¿No sería quizás la mejor ayuda dejar que cada uno encuentre su camino, su despertar? Quizás todo consista en ser ejemplo de que otro camino distinto al EGO es posible, simplemente ser ejemplo y fuente de inspiración para otros. Y acompañar al otro en su toma de consciencia cuando libremente decida cuestionarse a si mismo.

Como ven, esta película plantea estas cuestiones y seguro que muchas más. El debate está servido, disfruten del film y dejen que su mente haga un salto cuántico… no se crean nada, experiméntenlo!

¿Y si fuera cierto que uno puede vivir conectado a esa consciencia de amor…?

Ricard Badia